miércoles, 24 de agosto de 2011

Noches...



1:39 de la noche...a escasas seis horas para que la televisión se encienda y el despertador suene...tengo miedo de quedarme dormida, algo que no sería muy difícil dado el escaso número de horas que duermo últimamente. 


Me ocurre algo extrañó, amanezco desorientada hasta que me tomo el café, entonces es cuando mis sentidos se avivan y salgo a la calle. Llueve. Todos los días...llueve. Agosto dice adiós de la misma forma que comenzó...llorando. 


Después al llegar a casa me siento exhausta, apática...rutinaria...hasta que llega la noche y me activo.




Me siento volátil.



Es entonces cuando comienza de nuevo la cuenta atrás, tic tac, tic tac... odio el sonido de las agujas del reloj, es como el sonido de las cadenas..."si encontráramos la manera podríamos vivir mil veces más de lo que estamos viviendo por culpa de los relojes, de esa manía de minutos y de pasado mañana..."


Bueno y ya que estoy...de Julio Cortázar a Julio Cortázar y su manía (compartida por mi) a los relojes y los tiempos preestablecidos...


"Piensa en ésto, cuando te regalan un reloj te regalan algo que es tuyo pero que no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan la tendencia a comparar un reloj con los demás relojes,... no te regalan un reloj, tú eres el regalado."


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